Párrafos

Escuchar el dolor no es gratis, no escucharlo es carísimo. (1)

 

 

Con esta carta convoco a la A.E.T.G. y a todas las personas que la integramos y tenemos una experiencia personal y profesional con el dolor. Es una invitación a participar en la próxima RTG 2025 en su número 45. La invitación principal es a escuchar, restablecer y actualizar la cualidad básica de nuestro Oficio: la Escucha. De esta participación se derivarán escritos y testimonios impresos, pero la motivación básica es procurar una experiencia que conmueva humanamente y nos acerque más al humanismo que compartimos.

 

 

El dolor es una experiencia común y no tiene fronteras entre oficios, clases sociales, edades, raza, género. Es universal, define la primera de las verdades del Budismo, da sentido a la vocación, significado al juramento Hipocrático, los Códigos Deontológicos, las Leyes, la Investigación. Atendiendo a nuestro ámbito nos afecta en todas las áreas de intervención: psicoterapia, medicina, intervención social, educativa, artística. Escucharemos la primera persona del singular, y del plural de los colectivos.

 

 

Como sabéis tengo especial cariño y aprecio a nuestra Revista de Terapia Gestalt: nos comunica entre Jornadas, nos orienta en temas de estudio, reflexión e investigación, ofrece un cauce de participación y pertenencia, nos presenta entre nosotros y al mundo. Me resisto a su burocratización, a que se limite a ocupar un lugar en la estantería; por éste y otros motivos entre los que se cuenta mi interés en este tema, y mi fe en que será de mucha utilidad, voy a ampliar los objetivos.

 

 

Tengo a disposición la bibliografía que ha satisfecho mi lectura en los cinco últimos años. Será la base para edificar este proyecto y fomentar la reflexión. Propongo escuchar, a través de la lectura, el dolor de quienes lo atravesaron y han sabido transmitirlo en primera persona. Para ello dispondremos de un blog al que podréis sumar la bibliografía que os inspire.

 

 

En esta ocasión ampliaremos la participación con encuentros de debate y reflexión donde presentarlos por temáticas: Medicina, Muerte y Duelo, Salud Mental, Suicidio, Cáncer, Soledad, Abusos y violaciones, Género… y los que se vayan sumando con vuestras aportaciones.

 

 

Programaremos encuentros-tertulia para la presentación y debate de los temas y libros, con las personas interesadas e implicadas. Tendrán lugar presencial en la sede de la asociación y virtual a través de las aplicaciones correspondientes. Seréis avisados de la programación puntualmente. Se prevé un encuentro bimensual o mensual, probablemente miércoles de 18 a 20 horas. Y como en anteriores ocasiones me encantaría que los Centros, Equipos y Escuelas se sumen y organicen actividades propias de las que se deriven descubrimientos que nos permitan crecer a todos.

 

 

El primer encuentro será el próximo lunes 4 de marzo de 18 a 20 en la actual sede de la Asociación, c/ Mayor, 58. 5ºF, de Madrid. Daremos voz a La Maternidad y pronto recibiréis la convocatoria con el detalle de las personas asistentes, los libros a presentar, los temas de reflexión y el enlace por zoom para asistencia virtual y virtuosa. Como el aforo presencial es limitado, los/las interesados deberéis reservar plaza en el formulario que hemos creado para ello (acceso aquí). 

 

 

Hipótesis. Lo que hoy define el filósofo Byung Chul Han como La Sociedad Paliativa (el dolor hoy) Editado por Herder, ya estaba advertido como peligro en nuestra orientación gestáltica, nos hemos vuelto fóbicos al dolor, y tal vez adictos a su evitación, al sufrimiento, la distracción, el consumismo, las soluciones, las recetas, las técnicas… Opino que es un diagnóstico bastante acertado, que pierde sentido como queja y lo gana como crítica si nos lo aplicamos a nosotros mismos y lo revisamos.

 

 

Escuchamos con mayor o menor acuerdo las críticas al desarrollo exponencial y vertiginoso de la tecnología. En nuestro ámbito y quehacer aplicamos técnicas, diagnósticos, protocolos, y nos aferramos cada vez más a la expectativa de resolución en detrimento del valor de la escucha, del potencial del darse cuenta y el proceso de autoconocimiento y responsabilidad.

 

 

No pretendo cuestionar su valor, quiero recuperar un cierto orden de prioridad. Escuchemos al otro, a uno mismo, escuchemos el dolor de la vivencia y demos a ese encuentro el incalculable valor que tiene. Tal vez no sea suficiente en según qué casos, pero es absolutamente necesario y me temo que se está infravalorando. Así lo deduzco por mi propia experiencia y por la lectura de tan valientes testimonios.

 

 

Gran parte de los males que atendemos tuvieron como origen un trauma, un accidente, una enfermedad, un maltrato… pero lo que selló probablemente su vivencia fue el silencio, el no ser atendido, el aislamiento existencial de no poder compartirlo. Así lo atestiguan quienes han sobrevivido y pueden y saben contarlo, así definimos hoy la necesidad de visibilizar.

 

 

No estamos libres de pecado, los que tenemos casa de cristal no deberíamos andar tirando piedras. A veces amortiguamos la vivencia con un diagnóstico, ya sea del DSM XV como de una clasificación de eneagrama, a veces podemos paliar el dolor con una expectativa de resolución que evite la frustración de la vivencia. A veces, nos dicen, arrebatamos el relato de la vivencia reduciéndolo a nuestra jerga. Propongo pues escuchar, conocer, aprender.

 

 

No es un baño de dolor ni una propuesta de trabajar a corazón abierto. Todas las profesiones y las personas involucradas en estos oficios de cuidado y atención tenemos nuestras propias limitaciones y debemos encontrar un cierto equilibrio en la resonancia, para cuidarnos y cuidar, desde un cirujano a un psicoterapeuta, educador o trabajador social y ese equilibrio es personal, no tiene protocolos ni recetas, hace parte del oficio y el crecimiento.

 

 

En los últimos años, en mi trabajo grupal como terapeuta y formador, estoy poniendo mucho más foco en la resonancia emocional de los participantes. Cuando alguien comparte su verdad y su dolor, normalmente provoca un terremoto, una movilización de emociones y recuerdos dolorosos y también resistencias. Nunca he visto que la escucha sea dañina. ¿Duele? Sí, el dolor no daña, lo que daña es su silencio.

 

 

Hay dolores crónicos, agudos, físicos, psicológicos, sociales, existenciales, espirituales, sordos, mudos, invisibles. Escucharlos no es gratis. No escucharlos es carísimo, requiere de una capa de protección, de insensibilización que no solo afecta a nuestra intervención profesional, afecta a nuestra vida. Si desarrollamos esa coraza y reforzamos sus mecanismos, éstos nos acompañarán a casa, serán parte nuestra, viajarán con nosotros.

 

 

Pronto tendremos el blog a disposición para comunicarnos y sumar participaciones y propuestas. Ojalá haya sido capaz de transmitiros ilusión y motivación. Id pensando y sintiendo. Hasta entonces, besos, abrazos y Buen Camino. ¡Vamos allá!

 

 

Fdo. Enrique de Diego Gómez.

 

(1) Obviamente no me refiero exclusivamente al dinero, que también.