En esta tesina se pretende hacer un trenzado con tres hilos con los que conformar algunas ideas o principios que nos permitan abrirnos a la posibilidad de ejercer, no ya sólo la Dirección escolar, si no la Dirección y liderazgo de grupos desde la gestalt y la terapia, más allá de situaciones que se producen fuera del ambiente terapéutico, de los grupos de terapia y de las escuelas de formación en gestalt. Estos tres hilos son en primer lugar aquellos relatos basados en la experiencia como director de un Instituto de Enseñanza Secundaria. En segundo lugar mis aportaciones a partir de la formación como terapeuta gestalt y en tercer lugar aquellas aportaciones teóricas sobre las que apoyarse para considerar la gestión y Dirección con la mirada puesta en el grupo.

Sin embargo hay un aspecto que yo considero importante desde mi experiencia, y es la presencia constante de una visión del niño que siempre fui y que pude encontrar en algunos trabajos terapéuticos como niño interior, y que siempre cuando se toman decisiones y se gestionan los grupos yo tengo presente. Ahí es cuando empiezo a darme cuenta de la conexión entre mi forma de ejercer la Dirección y mi propia experiencia vital y que tiene en muchos aspectos, parecidos con varios de los planteamientos de la filosofía gestáltica. La persona percibe a la autoridad en función de la imagen que de niño se hizo de la figura paterna, (Peñarrubia, 2014, pág. 59) y que podemos asumir como elemento central en muchos asuntos emergentes en la sala de trabajo de un grupo de gestalt.

Asumir el liderazgo de un grupo humano considerable y la responsabilidad de una institución académica me llevan a considerar la importancia del darse cuenta, de la propia fragilidad interna, de la fragilidad del otro, la responsabilidad como el poder responder con habilidad a las múltiples situaciones que se dan en las relaciones humanas dentro de un centro educativo y teniendo presente mi representación de un rol de figura parental.